Historia

 Espelúy tiene un imponente legado de época prehistórica. Entre los numerosos asentamientos destaca el de Las Tiesas, un poblado del III milenio a.C., con restos de cabañas circulares y de escorias, testimonio de su actividad metalúrgica. Otro de los yacimientos más sobresalientes es el del Cerro de la Plaza de Armas de Sevilleja, que, posterior al anterior, muestra ya un poblado con las casas de forma rectangular construidas en terrazas, y con distintos tipos de enterramientos. Este lugar se volvió a poblar en época íbero-romana, construyéndose una estructura amurallada que rodea la meseta. También se han localizado restos de este periodo en el emplazamiento de la actual población.

La primera vez que Espelúy aparece mencionado en un documento histórico es en la Crónica General, escrita en el siglo XIII, en la que se relataba que fue uno de los castillos atacados por Fernando III el Santo en 1224. La población pactó su entrega a cambio de poder marchar en paz. En un primer momento quedó como lugar de realengo, pero en 1246 Fernando III cedió 20 yugadas de heredad a la Orden de Calatrava, donación que sería confirmada por Alfonso X en 1254.

En 1321 fue entregada en señorío a Díaz Sánchez de Biedma, señor de Estivel y Jabalquinto. En este periodo se construyó el nuevo castillo como expresión de poder de los nuevos señores. En 1364 la familia cambió el apellido por el de Benavides, condición dada por su primo don Juan Alonso de Benavides para ser sus herederos. En 1371 Enrique II les concedió el señorío de Santiesteban, fueron nombrados condes en 1473 y duques de Santiesteban del Puerto desde 1739.

A lo largo del siglo XV se fue consolidando la población como testimonia la construcción en el mismo de una parroquia, mencionada en el Sínodo de 1511. A finales de esta centuria, Santa Teresa de Jesús fue atendida y socorrida en el castillo de Espelúy, después de haber sufrido un accidente al pasar el río Guadalquivir, según escribiera la Santa en su libro de las Fundaciones.

En 1775 Bernardo de Espinalt, en su obra el Atlante Español, señalaba que Espelúy constaba de 11 vecinos con un Oratorio, dedicado a Santa Catalina Mártir, y que tenía por patrón a San Gregorio Nacianceno. A mediados del XIX, según refiere Madoz, tenía 722 habitantes, pero su fisonomía seguía siendo prácticamente una aldea:sus casas están diseminadas sin formar calles.

Lo más destacado de la segunda mitad del XIX es el papel principal que va a tomar Espelúy en las comunicaciones provinciales, como lugar de conexión ferroviaria de la capital jiennense con otras líneas del tendido ferroviario de la provincia.

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