Fiestas

Es Espelúy un ejemplo vivo de la síntesis y cruce de costumbres y tradiciones que se han llevado a cabo en la provincia de Jaén en el transcurrir de los siglos, desde casi los tiempos del general romano Escipión, que hizo famosa la antigua Silpia en sus campañas guerreras por el sur de España, y que algunos investigadores identifican con el actual Espelúy, hasta la colonización de los años sesenta del siglo XX por gentes venidas desde la Sierra de Segura a repoblar las tierras donde confluyen el Rumblar y el Guadalquivir. Fruto de las influencias de todos los pueblos y culturas que han pasado por la vía romana que le es próxima, o que han cruzado el río, o las que trajo el ferrocarril en el siglo XIX, son sus tradiciones y costumbres, tanto las que se perdieron con el paso del tiempo, como las que arraigaron y viven en el sentir de los espeluyseños.

           Propia del ciclo festivo agrario aún sobrevive la celebración de San Antón (enero)  con el prendido de hogueras en su honor. Antiguamente en esa fecha era costumbre la de celebración de las matanzas, en la que cada familia mataba uno o varios marranos y elaboraban productos derivados de él, que consumían durante todo el año. También, dentro del ciclo festivo agrario, hubo costumbre de encender lumbres para San Juan Bautista.

           El 19 de marzo se celebra la festividad de  San José, antiguo patrón de la localidad. En su origen, esta hermandad estaba formada exclusivamente por ferroviarios, estando hoy en día abierta esta asociación de fieles a cualquier persona.

          Muy curiosa, también, es la tradición conocida como  «Las bolas del Viernes Santo» , consistente en la formación de dos equipos de hombres que van lanzando alternativamente unas bolas metálicas a lo largo de la carretera que une el casco urbano de Espelúy con las casas de la Estación del ferrocarril, de unos cuatro kilómetros de trayecto. Consigue ganar el equipo que, después de las sucesivas rondas de lanzamientos de sus integrantes, ha conseguido avanzar más en el camino lanzando las bolas. El premio lo constituye una arroba de vino y una bacalá para cada uno de los trayectos, siendo sufragado por el equipo perdedor. Esta tradición se remonta, según cuentan los más antiguos, a los tiempos en que los bares y tabernas tenían que permanecer cerrados los Viernes Santos en señal de luto, dando cumplimiento así a la prohibición de que se abrieran los locales dados a la fiesta y la jarana. Una forma de que los hombres respetaran lo que la autoridad civil y eclesiástica ordenaba, sin que por ello se hubiera de renunciar a los cotidianos ritos tabernarios, dio lugar a este inocente juego que se hacía y se sigue haciendo fuera de los dos núcleos de población más importantes de Espelúy, el pueblo y la estación.

          Una de ellas, tal vez la más antigua, es la celebración, el primer fin de semana de mayo, de la festividad del patrón,  San Gregorio Nacianceno , quien fue tenido desde antiguo como uno de los principales patrones de los poetas. En esta fecha acuden a venerar su imagen no sólo los hijos de Espelúy, sino también los de los pueblos limítrofes que le profesan una especial devoción, también son numerosas las visitas de los espeluseños que en tiempos pasados tuvieron que emigrar por motivos laborales. San Gregorio es tenido entre los agricultores como uno de los santos protectores contra las plagas de langostas. El día de su festividad, y antes de la misa solemne, tiene lugar el rito del traspaso de insignias entre el hermano mayor saliente y el nuevo hermano mayor de la cofradía, acto que se hace en presencia de las autoridades locales y del resto de cofrades. Es la fiesta oficial de Espelúy pueblo.

          Desde el 2.004 se celebran Las Cruces de Mayo , el segundo fin de semana de este mes. Esta fiesta ha sido muy bien acogida por el pueblo, llenándose las calles de nuestro pueblo de vecinos durante todo el día, trabajando con mucho esmero en las cruces. No sólo durante ese día se trabaja en la elaboración de las cruces, sino meses antes se comienzan la preparación de los detalles más enrevesados de la cruz.

          Los colonos venidos de la Sierra de Segura trajeron con ellos a su patrón, San Miguel , cuya festividad siguen celebrando en su nueva tierra de Espelúy. Está dotada esta celebración y este santo de una curiosa anécdota por la cual la imagen del santo no se encontraba en la iglesia parroquial, sino en la casa de la familia que ya la custodiaba en su lugar de origen. Estas gentes trajeron a Espelúy juegos como el de los bolos serranos, que juegan con gran maestría y pericia los habitantes del poblado de colonización, al final habiéndose implantado este juego al resto de habitantes de la localidad.

          Muy curiosa y peculiar es la celebración que se hace cada 25 de noviembre cuando se festeja a la patrona  Santa Catalina , celebración que organiza una cofradía compuesta exclusivamente por mujeres, las cuales ese día asisten sin sus parejas a un banquete festivo, estando toda la jornada los esposos libres para celebrar la fiesta por su cuenta.

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